El ser humano opta por desligar físicamente vínculos con su hermano sin comprender que espiritualmente no hay lazo que pueda romperse. La falta de entendimiento para resolver la causa de la crisis lleva al ser humano a un deseo desesperado de protección. Una unión que no se fundamenta en el otorgamiento mutuo finalmente se desmantela para dar paso a otra crisis más profunda. Es el deseo de recibir del hombre lo que permite permanecer sumergidos en el estanque. El estado interno del hombre es la causa del mundo en que vivimos. El analizar la dirección de nuestro deseo es el principio para fundamentar un mejor futuro. El hombre tiene dos únicas opciones para hacerlo, a través de sufrimiento o mediante la instrucción. A gritos de independencia reconocemos lo dependientes que somos de todo lo que nos rodea.