Somos responsables de las decisiones en la vida. En el camino nuestro Padre permite situaciones necesarias para cada uno, que no solo nos afectan a nosotros sino a todo nuestro entorno. Él no decide lo correcto por nosotros, de otra manera no habría ningún sentido a este proceso que llamamos vida. El sentido y la realización la alcanzamos nosotros con su bendición, utilizando las oportunidades en cada suceso sin importar que lo percibamos como bueno o malo. El amor verdadero es aquel que nos ayuda a descubrir nuestras imperfecciones para cambiar en el camino. Somos los responsables de aprender y utilizar los recursos adquiridos para brindar respeto, comprensión y amor hacia los demás. Lo comprendamos o no, obtendremos lo necesario para llegar al entendimiento y poder reconocerlo. En nuestras manos está la oportunidad de despertar a un nuevo amanecer y colectivamente poder crear un mundo diferente al que vivimos hoy.