Cada cosa en su lugar, no podemos pagar a quien nos demanda con la moneda incorrecta. En lo físico nos demandan bienes e intercambios que la mayoría de las veces nos benefician impulsados por la gratificación o ganancias personales. En lo espiritual también nos demandan pero no ningún intercambio físico sino nuestro desarrollo como humanidad y en lo individual es nuestro trabajo interno lo que puede pagar el impuesto, nada más. Las leyes, estatutos y preceptos lo que persiguen es ese único fin de desarrollarnos individual y colectivamente para apegarnos a ese ser Supremo. En lo espiritual existe una diferencia para pagar correctamente y ésta es en la intención de nuestras acciones. Al rendir este impuesto correctamente el cual es invisible pero vital en nuestra vida, estaremos trabajando en un círculo de atracción para construir un mundo mejor diferenciando así nuestra paga a César lo que es de César y a Di~s lo que es de Di~s.