El dar vuelta a observar lo que se dejó nos convierte en estatuas, inmóviles sin poder avanzar en nuestro proceso de crecimiento espiritual. Es esencial aceptar los cambios de una buena manera los cuales obtenemos para ayudarnos en el desarrollo de nuestro propósito como seres humanos. El deseo de obtener solo para nosotros nos muestra oportunidades de crecimiento las cuales inicialmente demandan resistencia de nuestra parte para poder generar la energía necesaria que nos impulsará continuar en el proceso. Una parte determinante es movilizarnos y no detenernos realizando un desarrollo continuo apartándonos de dar vuelta a nuestra zona de comodidad. El permanecer en un estado sin movernos espiritualmente solo generará nuestra complacencia que interferirá en nuestro desarrollo y el de los demás. En estos tiempos de cambio global donde estamos ya conscientes de los efectos de nuestros actos es imprescindible el continuo trabajo interno. El trabajar con nosotros mismos nos llevará abrir nuestros ojos aceptando lo que enfrentamos juntos en el camino sin mirar atrás.