Con mucha probabilidad materializaremos nuestra desunión en guerras que traerán dolor y sufrimiento, también éstas proporcionarán reflexión a la humanidad. Los gobiernos de éste mundo no cesarán de actuar egoístamente solo porque sí, una fuerza en el corazón del hombre impulsará este desarrollo global. Nuestra verdadera Armagedón no está fuera en un campo de batalla sino en nuestros corazones. Es nuestra lucha entre el desarrollo egoísta y la naturaleza altruista a la cual nuestro Di~s quiere dirigirnos. Lo consciente que la humanidad este de éste proceso permitirá y creará un nuevo mundo gobernado por leyes espirituales completamente opuestas a las que podemos percibir hoy. Este cambio comienza en cada uno de nosotros en un campo de batalla interior permitiendo que nuestra naturaleza altruista gobierne cada uno de nuestros corazones.