Nuestros niveles de toxinas en el cuerpo los reducimos eligiendo alimentos no procesados optando así por ingerir alimentos más naturales. El problema de toxinas continúa no sólo en el cuerpo sino también en el espíritu del individuo. Las toxinas en nuestro espíritu las obtenemos de lo que percibimos en lo que vemos y escuchamos que finalmente es lo que elegimos para ser parte de nuestro proceder de nuestra identidad como seres humanos. Continuemos cada día observando lo que elegimos en el supermercado de la Vida y eliminemos de raíz las toxinas de nuestro espíritu.