El ser humano tiene que dejar de devorar todo y aprender a vivir como un solo organismo. Un organismo no puede subsistir sin que sus células actúen en beneficio del cuerpo entero, así fue diseñado. En éstos tiempos cada nación o país actúa como células cancerosas del organismo invisible que formamos todos. Es más complicado aún para el ser humano, pues la responsabilidad no es solo con ese organismo que formamos, sino también depende de nuestra relación con todo lo que nos rodea. El ser humano busca mil excusas para no hacer el trabajo que le corresponde propiciando más separación e ignorancia ante el proceso. De que forma aprenderemos cuando actuamos completamente opuestos a esa fuerza que creó todo y no creemos poder concientizarnos de forma alguna para actuar de acuerdo a ella. El ser humano tiene que hacerse consciente de su estado y sentir la necesidad de revertir ese comportamiento cancerígeno dentro de él. El primer gran obstáculo es creer fervientemente que bajo ningún concepto podemos llegar a realizar un cambio juntos, justificando así nuestro deseo corrompido solo pensando en el bienestar individual. Nosotros tenemos la misma oportunidad de hacernos conscientes del proceso. Así mismo como el pueblo hebreo fue libertado físicamente de la esclavitud, igual podemos ser libres, con la única diferencia que la libertad que obtuvieron los hebreos fue física y en nuestro nivel será libertad y revelación del alma. Así será como el León que se come y devora todo cambiará su comportamiento y podrá caminar junto al Cordero.