Los niños son los que poseen la llave de la transformación del mundo. "En verdad os digo que si no os convertís y os haceís como niños no entraréis en el reino de los cielos". Es nuestra disposición a aprender y permitir llenar nuestras carencias la clave en el proceso. Ser como niños dispuestos a escuchar y amarnos con todo el corazón es el requisito esencial y necesario para humildemente ser parte de lo que hoy se oculta de nosotros. En la niñez se encuentra la esperanza de un nuevo mundo y en sus guías la responsabilidad del avance consciente del verdadero cambio. Amarnos tal como niños por encima de nuestra razón permitirá el desarrollo de la humanidad y la entrada definitiva al reino de los cielos.