Como seres humanos inconscientes de un proceso completo y perfecto afrontamos las alegrías con felicidad y las tristezas con dolor. El verdadero ser humano consciente del proceso vive la vida padeciendo la presión de un mundo completamente opuesto a su interior. En el entendimiento del proceso trata de resistir la incomprensión del mundo en que vive. La falta de humanidad en el mundo es el virus que asesina el alma. La falta de amor en el hombre es el homicida silencioso que para nosotros nunca es causa de nuestro estado, sólo sus efectos son los responsables de nuestra desdicha. Es hasta el momento que reconocemos el mal en nosotros mismos que podemos darnos cuenta lo enfermos que nos encontramos y del peligro del contagio de nuestra enfermedad a los demás.